NUNCA MAS.

Necochea, 24 de marzo de 2017

El Terrorismo de Estado en la Argentina constituyó una de las más importantes situaciones traumáticas por las que ha atravesado nuestra sociedad, marcando un capítulo siniestro en nuestra historia y dejando huellas en la subjetividad de todos los argentinos.
No se trata de cualquier poder opresor, sino del Estado. Todos los instrumentos del Estado puestos al servicio de la violación sistemática de los Derechos Humanos.
Es posible hablar de Estado en estas circunstancias, o vale decir que el pueblo argentino permaneció un estado de excepción, este concepto desarrollado por Giorgio Agamben, sostiene que el “estado de excepción” es un espacio anónimo en el que se pone en juego una fuerza-de-ley-sin-ley.
El Estado falla en la primordial función, la de ser garante del orden material.
Lejos de proteger a su ciudadanía, la persigue, la tortura, y le da muerte – real y simbólica-. La mata, la calla, le arrebata por generaciones la palabra.
La palabra opera como posibilidad de abordar el sufrimiento y sanar heridas. Los relatos contados una y otra vez van construyendo una historia compartida que nos hacen ser quienes somos hoy.
Es en mira al futuro que el pasado es revisado y reformulado. La memoria establece continuidades y rupturas y es ella misma un flujo temporal.
Pensamos a la memoria como forma de resistencia y reparación, como modo de decir lo callado, lo perseguido. Pensamos la memoria como acto de presencia a través de la palabra.
La palabra que no es materialidad sonara nada más, es construcción simbólica.
Pisar los pañuelos con otra historia, que no incluye la de la lucha la de estas madres, abuelas, hijos y familiares, es un mensaje claro: callar con cemento la voz de la memoria.
Ser generadores y cómplices del silencio es ir en contra de los ddhh.
El desmantelamiento de instituciones de protección y promoción de los ddhh y de acompañamiento a las víctimas del terrorismo de Estado y el enlentecimiento de los juicios por Lesa humanidad, constituyen una afrenta a los ddhh.
El empobrecimiento psíquico ante estos hechos sociales genera temor y angustia ante el por-venir. Creemos fundamental la constitución de los dispositivos grupales, y de estrategias colectivas, para hacer frente a la devastación social.
Desde nuestra disciplina consideramos que la palabra opera como espacio de posibilidad para el tratamiento de ciertas heridas, por lo que resulta necesario recordar estas historias una y otra, y otra vez… ya que el dolor no es un mero suceder corporal.
En palabras de David Le Breton:“ el sentir dolor, es decir el sufrimiento, no es en absoluto la repetición del acontecimiento corporal, es la consecuencia de una relación afectiva y significante con una situación”.
Por el daño y los efectos que produjo en toda una generación, y también sobre las siguientes, es que tenemos la obligación de seguir recordando, seguir resistiendo y seguir acompañando a las personas que aún sufren los efectos de tan perverso proceso político.

Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Distrito IX. Necochea.